Mariano Lizcano

Mariano es el poeta y declamador popular más sentido de todos los que he conocido. Lleva a su tierra manchega tan impregnada en sus discursos que no hay poema que no rezume por sus poros algún vocablo sobre la misma, siempre con el trasfondo del arte flamenco, otra de sus pasiones, presidiendo su iconografía.

Hospitalario como pocos, nos ofreció sede al grupo literario de La Veleta del Sastre en las tertulias y segunda residencia, cuando se trataba de celebraciones, en su casa veraniega de Alameda.

Ha sido capaz de versificar El Quijote, ¡nada menos! Este logro ha tenido el premio merecidísimo de ser editado, bajo el título de “Romancero Quijano” por la Diputación Provincial de Ciudad Real y el Patronato Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Alcázar en una cuidada presentación y encuadernación en tela en 2006.

V

Traigo un verso verde
que me delata,
que se monta en mi anhelo
y vuela perseguido de brujos,
se esconde en las estrellas,
me asesina de culpas
y me araña en la frontera
que separa mi cuerpo de la nada.
Mi voz se vuelve pobre.
y su grito me revienta en el estómago
mordiéndome con temblor de llanto.
Me apoyo en mi ménsula imaginaria
reposando de mi lesivo sueño.
Me escondo en mi aquelarre solitario
donde confabulo miedos
y lloro incertidumbres.

Al final descubro tu existencia
y vuelvo a ti,
no puedo cambiar la historia,
tu dios, Baco, te inmacula
para que bautices penas.
Tu color se ríe en mis ojos.
y cuando mi paladar prueba tu sangre
me despierto a la vida.

XX

No te quitará el viento tu sabor.
ni la luna romperá tu levadura.
El invierno te dejará desnuda
prisionera en tu gruta,
mitad tierra, mitad aire.
Tu dueño y compañero
cuidará tu recinto,
te quitará impurezas;
porque sabe que tu sueño
despertará en la primavera
y tiene que prepararte
un traje mullido y aparente;
ocres orgánicos
que reflejen tu flora.
que extiendan tu cabello
leñoso y verdinegro
por donde colgarán
las perlas de tu gracia.
tu riqueza integral,
tu tesoro escondido
que aflora al sol
por una magia oculta
que revienta por tus venas
generosas y dulces.
como un canto silencioso
de naturaleza y de vida.

De “…Y me hice mosto y llanura hasta encontrarte”

CAPITULO XIX

DONDE SE CUENTA 1A AVENTURA DEI.
PASTOR ENAMORADO, CON OTROS EN
VERDAD GRACIOSOS SUCESOS


Poco trecho había alongado
don Quijote y Sancho Panza,
cuando vieron de venir,
hacia donde ellos estaban,
cuatro jinetes montados
en pollinos con albardas.
Estudiantes eran dos
y, los otros, por las trazas,
eran simples labradores,
pero los cuatro llevaban
como si fueran regalos.
A los cuatro les pasaba
lo mismo que a todo el rnundo
que al Quijote contemplaba.

Saludóles Don Quijote,
les dijo que, si llevaban
el mismo camino que él,
a ir juntos los invitaba.
Y así, les dijo que él era
don Quijote de la Mancha,
y por el apelativo,
con razón se le llamaba,
Caballero de los Leones.

De “Romancero Quijano”. Segunda parte.

Incluyo estos dos siguientes poemas
que Mariano me dedicó en 1996
con el siguiente texto:

“Para ti, Justo, que sembraste conmigo
un campo donde alimentar sentimientos”.
Mariano.

Premio “Cencibel” Valdepeñas, 30-11-96

II

SALGO A TU CORAZÓN y me contagio,
porque cuando respiro el aire
de tu anchura
dejo que me arrastre
el torbellino de esencias
que, entre marañas verdes
de sarmientos,
se enreda el ansia
de mi desmedida pasión
por bañarme en la perezosa fuente
de tu vino.

V

SOBRE MI GENEROSA COPA
vierto todo el campo
encerrado en la botella.

Y al beber este vino
un enjambre hacendoso
de trabajadoras abejas
me recuerdan
el proceso ejemplar
que has soportado
desde que te cerniera
la primera brisa de tu cielo.
Ahora te tengo ante mis ojos,
radiante, tentador, fascinante,
esperando que mi paladar
se regocije en tu gloria.

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