Otros deportes y actividades

Con mi tía Chari en la primera bicicleta que monté en mi infancia.
Cromo de Paulino Uzcudun, campeón de España y de Europa de los pesos pesados en la década de 1920 - 1930.
Fred Galiana, campeón de Europa del peso pluma en 1955. Nacido en Quintanar de la Orden (Toledo)
Pedro Carrasco, el llamado Marinero de los Puños de Oro, campeón de Europa de los pesos ligeros en 1967.
José Legrá, campeón del mundo del peso pluma en 1968 y después en 1972.
Cross de San Silvestre de 1988. Equipos de la A.C. Abrego, dirigidos por Reguillo.
Grupo de corredores alcazareños en la Maratón de Madrid de 1989. Arriba: Reguillo, Justo, Rafael y Juan Ramos. Abajo el malogrado Mariano Rivas, posando en el calentamiento en la calle Menéndez Pelayo.
Llegada a la meta de la Maratón de Madrid en Abril de 1989.
Cerca de la linea de meta de la Maratón de Madrid de 1989 en el paseo de coches del Retiro.
Compitiendo en la pista de atletismo municipal con motivo de la Feria de 1987.
Con la camiseta de monitor de la Escuela de Atletismo de Alcázar en 1991.
Justo y Reguillo durante el calentamiento previo a la Maratón de 1989 en la calle Menéndez Pelayo de Madrid.
Equipo de Voleibol del Colegio "Pablo R. Picasso" con el que conseguimos ser campeones provinciales en categoría alevín en el curso escolar 1998-99.
Equipo de Mini-Basquet de la liguilla interna. Arriba: José L. Fuentes -Entrenador-, Camacho, Barrejón, Luna y Félix Castellanos. Abajo: Villajos, Justo, J. Manuel Campo y J. M. Lucas.
Equipo del Balmes C.B., referencia de la época para todos los chavales que vieron en el baloncesto una nueva pasión y una alternativa al fútbol como deporte dominante.
Equipo juvenil de la A.C. Abrego. Arriba: Arias, Felipe, Reguillo, Ginés, Almansa, Emilio, Mimi, Luciano y ¿? Abajo: Gigi, Angel, Angelito, Pueblas, Monreal y Andrés Cruz.
Equipo benjamín del C.P. "Pablo Picasso". Arriba: Luis, Arturo, Abel y José Mª Ropero. Abajo: Héctor, Miguel, Sergio, Jesús Angel y Eduardo.
Escuela Municipal de Atletismo de Alcázar de San Juan con monitores y alumnos participantes durante la temporada 1988-89.
Dirigiendo unos estiramientos a los alumnos de la Escuela Municipal de Atletismo en 1988.
Con el grupo de atletas del Colegio "Juan de Austria" de Alcázar al final de una competición en el año 1990.
Entregando un trofeo al joven Santiago Linares, en mi cargo de Presidente de la Sección de Atletismo del P.M.D. de Alcázar de San Juan en 1989.
     
"...Siempre he creído que hay dos juguetes imprescindibles para cualquier niño: un balón y una bicicleta. El balón para jugar en equipo y aprender a respetar al adversario, a cumplir las reglas pactadas y a evitar tanto la humillación como la arrogancia, y la bicicleta para aprender el valor del sacrificio individual y del esfuerzo y del dolor y para conocerse a sí mismo..." Eugenio Fuentes. "Contrarreloj".



Explicados ya sobradamente los dos grandes deportes de mi infancia, esto es, fútbol y ciclismo, y mi continuación como asiduo practicante de los mismos, especialmente ahora el ciclismo con diversas rutas, quiero hacer, a modo de ampliación complementaria, una breve descripción de esas otras actividades que han contribuido a llenar mi vocación deportiva.

      BOXEO

      En primer lugar quiero empezar por el boxeo, pues junto a los anteriormente mencionados, fútbol y ciclismo, completa la triada que en el imaginario de un niño de finales de los años cincuenta y durante toda la década de los sesenta, llenó su mente de mitos y de escenas que luego perduran indefectiblemente en la memoria.

      Evidentemente el boxeo no llegué a practicarlo de forma competitiva ni siquiera de modo simulado, como puede entenderse en un entorno como el alcazareño en el que durante esa época no contaba prácticamente con ninguna instalación deportiva, si exceptuamos el campo de fútbol de Educación y Descanso, con su raquítica pista de baloncesto en uno de sus picos y el velódromo de tierra y carbonilla, desvencijado y abandonado, en torno al propio terreno futbolístico y en el que apenas pudimos contemplar competiciones o exhibiciones de ciclismo en pista.

      Sin embargo, el boxeo nos entraba por las imágenes televisivas que presenciábamos a altas horas de la noche, así como por los relatos que nos hacían de viva voz los aficionados locales como, por ejemplo, el fundador del Gimnástico, José María Ortega “Canario”, que mostraba una peculiar pasión por Paulino Uzcudun, un célebre campeón de España y de Europa de los pesos pesados en los años veinte y treinta, de cuya fortaleza da prueba el que algunos rivales no le llegaban más allá del tercer asalto y él, para compensar a los espectadores, realizaba una exhibición de gimnasia sobre el propio cuadrilátero del ring para alargar así la velada y no defraudar al público que había pagado.

      Aunque no llegamos a ver a Uzcudun, salvo combates grabados en algunos documentales o noticieros como los del No-Do, su figura quedó impregnada en la memoria y su imagen en los cromos merece ilustrar también estos relatos.

      A quienes sí que contemplábamos en numerosas ocasiones era a los campeones de las diversas categorías de aquellos años, tales como Fred Galiana, más tarde descubierto como natural de la vecina Quintanar de la Orden, Pedro Carrasco, el Marinero de los Puños de Oro, Luis Folledo y sus épicos combates frente al italiano Nino Benvenuti, el malogrado Urtain, el Morrosko de Cestona, campeón de Europa de los pesos pesados en 1970 o los trascendentales duelos entre Cassius Clay y Joe Frazier o George Foreman que nos llegaban en diferido vía satélite.

      De todo ese mundillo pugilístico virtual pasábamos a intentar imitarlo y no era raro montar combates con mi hermano Luis Miguel, utilizando como ring el remolque del tío Pedro, que ocupaba parte del corral a la espera de sus usos agrícolas. En realidad las peleas se limitaban a un intercambio de amagos, calzándonos unos rudimentarios guantes de plástico negro y rígido, comprados en algún puesto de la Feria y, cuando se nos iba la mano más de la cuenta, era mejor poner fin al simulacro para evitar que la cosa pasara a mayores de verdad.

      Con José Legrá vivimos los últimos fogonazos apasionados por esta modalidad deportiva y también los primeros tongos evidentes, así como la progresiva desaparición de su protagonismo en las cadenas televisisvas y periódicos de gran tirada, que lo fueron condenando a su ignorancia y postergación. En la actualidad apenas sigo su estela ni siquiera en su versión menos adulterada como pueda ser la olímpica. El boxeo ha pasado a ser un deporte de mi memoria infantil.

     

      ATLETISMO

      Como he referido respecto a otras modalidades, Alcázar de San Juan a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta era un desierto en instalaciones deportivas que diversificaran la oferta y, lo que aún es peor, había una carencia de entrenadores y técnicos que ayudasen a los más jóvenes a crecer en otras disciplinas en caso de tener cualidades para ello.

      La realidad es que si practicábamos el Atletismo era porque al ser el más básico y natural de los deportes, sólo necesitaba de que uno se pusiera a correr, saltar o lanzar para estar ejecutando sus gestos aunque fuera de manera inconsciente y nada sistemática. Salvo pequeños escarceos en las actividades escolares, igualmente huérfanas de profesores especialistas, al amparo únicamente de algunos entusiastas que le dedicaban su ocio altruistamente, sólo tengo conciencia de competir en algunas pruebas a partir de la edad juvenil y con motivo de los exámenes de 6º de Bachillerato, en el que se exigían algunas marcas mínimas en los 60 m. lisos, el salto de longitud y en el lanzamiento de un balón medicinal.

      A partir de cursar Magisterio, el profesor de E. Física en la Escuela Normal de C. Real, Jesús Molina, hizo una selección de alumnos para participar en las carreras de campo a través que se organizaban los sábados por la mañana. Fue después, en los años ochenta, cuando decidí practicar algunas de la pruebas llegando a ganar un concurso de salto de longitud en la Feria de 1982, si bien el número de participantes fue escaso.

Estimulado por el ejemplo y el interés de Juan Antonio Reguillo, avezado especialista en maratones populares, comenzamos a participar en pruebas de larga distancia que comenzaron a proliferar como una estrategia más de los incipientes gobiernos democráticos, que llevaban en sus programas el objetivo del deporte para todos y la práctica "popular" del mismo como modelo alternativo a épocas anteriores.

      Corrimos varias veces en el Cross de San Silvestre que era tradición el último día del año. También en el de la Constitución en sus primeras ediciones que comenzaron a organizarse en el circuito del parque Alces y, fruto de aquella fiebre atlética temporal, decidí prepararme para la Maratón Popular de Madrid del año 1989 a la que, tras un año de intenso entrenamiento junto a Reguillo y en compañia de otros alcazareños que también acudieron a la cita, asistí y participé logrando acabar felizmente en un tiempo de 3 horas y 58 minutos, con algunas llagas en los pies, pero con la sensación de ser la mayor proeza personal en esta especialidad deportiva.

     

VOLEIBOL

      Como ya he referido reiteradamente, practicar modalidades deportivas diferentes al fútbol o al baloncesto en aquellos años sesenta era empresa poco menos que imposible para nuestra generación. Fue durante los estudios de Magisterio en Ciudad Real cuando tuve la suerte de coincidir con un grupo de compañeros de curso que habían sido campeones de España en categoría juvenil de Balonvolea o Voleibol como se le llamó más tarde.

      Ellos me iniciaron en su práctica y en las tardes libres en el Colegio Menor "El Doncel", durante las clases de Educación Física en Magisterio y muy especialmente en el Curso de Capacitación de Aire Libre que hicimos en Badajoz, descubrí la belleza de este deporte y adquirí una buena técnica en el golpeo de "dedos" actuando así como un aceptable "colocador" en el equipo. Lamentablemente no conservo ninguna fotografía representativa de esta actividad.

     

BALONCESTO

      Quienes han cursado su escolaridad primaria en la entonces Academia Balmes y posteriormente Colegio de la Stma. Trinidad de Alcázar, es raro que no hayan tenido contacto con el baloncesto, aunque éste se haya limitado a ejecutar tiros sueltos en alguna de las numerosas canastas repartidas por sus campos de juego o jugando a los famosos "21" con algún compañero a modo de desafío personal.

      Lo más importante en relación con este deporte fue la campaña de introducción del Mini-Basquet que se llevó a cabo en el Colegio durante los años sesenta y que contó con el patrocinio inequívoco de Coca-Cola. Se organizaron torneos internos en los que todos los escolares nos enrolamos en alguno de los múltiples equipos que surgieron y, de esta forma, dimos calor y color a una competición que quedó marcada por el estreno de unas canastas reducidas en tamaño y en altura, a la vez que recibíamos una botella de Coca-Cola al final de cada partido como premio a nuestra participación.

      El resultado, cuando se analiza con el prisma del tiempo transcurrido, es una cantera de aficionados fieles seguidores del principal equipo del centro, es decir, el C.B. Balmes, que llegó a disputar la fase de ascenso a la Primera División de entonces y una afición a la práctica y al seguimiento de este deporte que nunca ha desaparecido.

      Sin embargo, ni mi escasa estatura, ni mi clara prioridad por el fútbol me propiciaron un mayor progreso en este deporte que, no obstante, me ha ocupado numerosos ratos en competiciones escolares, locales o amistosas, de las que he disfrutado agradablemente.

      A la vez que completaba mis estudios de Magisterio, tomaba conciencia del vacío formativo que rodeaba las estructuras deportivas de nuestro entorno. Únicamente el fútbol contaba con candidatos para obtener el "carnet" de entrenador y, en la mayoría de los casos, más con un afán especulador de añadir un segundo ingreso remunerado a la economía personal que por avanzar en el conocimiento y expansión de esa modalidad deportiva entre los niños y jóvenes de la zona.

      Lo cierto es que como un complemento a otras titulaciones académicas, fuí obteniendo los diplomas como monitor de algunas especialidades deportivas básicas como el Atletismo (1986), el Mini-Basquet (1982), el Balonmano (1987), el Voleibol (1989), descartando el fútbol, al considerar que al igual que ya existían suficientes titulados, era en la que menos novedades iba a descubrir pues conocía más que suficiente de su teoría y práctica para mis necesidades.

      La primera experiencia como entrenador futbolístico la desarrollé al frente del equipo juvenil de la A.C. "Ábrego", junto a J.A. Reguillo, con un grupo de jóvenes, casi todos alumnos del Colegio "José Luis Arrese" de Alcázar. Hicimos una buena campaña y pudimos ganar el Trofeo de Feria que perdimos finalmente en los lanzamientos de penalty. Entre los jugadores estaba Ginés Asensio, que más adelante llegó a ser profesional en el Albacete Balompié y jugar en 2ª División.

      En el Colegio "Juan de Austria" dirigí a varios equipos en competición escolar de fútbol-sala, con resultados discretos. Finalmente, como padre y monitor del Colegio "Pablo R. Picasso" me hice cargo del equipo desde edad benjamín, con mi hijo Héctor en el mismo, y continué hasta que llegaron a categoría infantil. Participamos simultáneamente en las competiciones locales de Fútbol-Sala, Fútbol- 7, Voleibol y Atletismo, en mi afán de lograr chicos bien coordinados y con buena técnica de base. El logro más importante que conseguimos fue proclamarnos campeones provinciales de Voleibol en categoría Alevín debido a que Miguelturra, que era el gran favorito, no participó en la final con su equipo titular por razones que desconocemos.

      En la liguilla provincial de Voleibol jugamos frente a los equipos de La Espinosa de Daimiel, P.M. de Miguelturra y Juan Bosco de Puertollano. En Atletismo, en la liguilla local durante 1998 conseguimos dos primeros puestos, a saber: Héctor López en 60 metros lisos masculinos y Luis Rubio en Salto de Longitud con una marca de 3,69 metros. También el el Colegio "Juan de Austria" entrené a un equipo femenino de Voleibol compuesto por alumnas de 8º de E.G.B. de dicho centro y en el que jugaron: Rebeca Montes, Rosa Mª Dominguez, Laura Marín, Yolanda Escribano, Blanca Rosa Moreno, Elisabeth López, Esther Burguillo, María José Utrilla y Sonia Muela.

      En Atletismo, además de entrenar durante varios cursos a los equipos del Colegio "Juan de Austria" en los que ejercí como profesor de E. Física y Director, participé como monitor de la Escuela Municipal durante dos temporadas junto a otros compañeros como Jesús Huertas y A. Escribano. También fui Presidente de la Sección de Atletismo del Patronato Municipal de Deportes de Alcázar de San Juan en las temporadas 1987 - 88 y 1988 - 89.

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