Artículos año 2023 La bondad del olvido


Incluyo en esta entrada de mi web el texto de presentación del Poemario de Daniel Escribano titulado “La bondad del olvido” el día 3 de marzo de 2023 en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan

Juzgar desde la cercanía afectiva no siempre resulta fácil, y menos aún si en numerosas ocasiones te has subido a su balsa y has navegado por su mar de ideas, dudas o sentimientos”.

Con estas palabras prologué el primer libro individual que Daniel publicó con sus hasta entonces poemas inéditos. Lo tituló Crónicas del Conocimiento y fue ilustrado por Ángel Vaquero y editado por la imprenta Palmero, hoy desaparecida. Además, estaba dedicado a sus hijos, que hoy han multiplicado su descendencia, para que “continuase ese corte de mangas momentáneo a la muerte” que dura ya más de 35 años.

Hace un tiempo, Daniel me propuso colaborar en la presentación de este nuevo poemario. A la par, escuché en la radio que la FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE (Fundéu) había elegido como palabra más utilizada el pasado año 2022 el binomio inteligencia artificial, expresión que tiene su base en los algoritmos o fórmulas que juegan con nuestros datos para adivinar nuestros intereses, casi siempre con fines comerciales.

Precisamente el contraste con los usos que Daniel otorga a sus palabras me llevó a reflexionar sobre cuáles han sido en su trayectoria poética las que han marcado su camino y las que ahora, en esta nueva publicación, siguen encarnando su peculiar acervo léxico. Él construye su entramado poético sobre varios pilares que se repiten con diferentes matices: belleza, ternura, emoción, temblor… y otras que cita en uno de sus versos: labios, esperanza, mirada, libertad… Sobre estos vocablos Daniel sigue edificando el imaginario de sus sueños, el anhelo de sus deseos y ese taller de sombras con las que como artesano de la palabra juega para que el olvido dañe lo menos posible la crudeza de una realidad que nos golpea, porque Daniel, a diferencia de lo que pretende la inteligencia artificial de reducir las cosas a datos, de interpretar la vida como una larga retahíla de datos, lo que desea es hacer aflorar los verdaderos sentimientos de las personas, acercarnos a una vida verdaderamente humana que nos libre de la esclavitud, de la idiotez y, actualmente, de la estandarización del mundo tecnológico que nos rodea, nos acelera, nos agota y además nos sumerge en un lenguaje crecientemente ajeno en el que imperan los anglicismos absurdos: influencers, tiktokers, swipe, offline, like, hard drive…muchas veces traducibles e innecesarios. Aseguro que este texto no procede de ningún Chat GPT ni contiene publicidad. Consulte condiciones.



Formalmente este poemario se introduce mediante un prólogo contundente en su intencionalidad haciendo una alusión directa al olvido como mecanismo que va unido a la psicología humana como medio de suavizar todo lo que de trágico nos depara la vida para hacérnosla más llevadera e incluso soportable.

“La persona olvida recuerdos como mecanismo de defensa. Según Sigmund Freud, el yo consciente hace inconsciente aquellos recuerdos dolorosos o desagradables que causan sufrimiento (tensión, angustia, ansiedad…), ya que el inconsciente tiende a recordar aquello que le agrada”.

Esta conclusión psicoanalítica, Daniel la refleja así:

“Hay una luz que se enciende en los recintos
oscuros, incesante, tras las puertas de los siglos,
liberando los recuerdos más dolorosos y dolientes,
preciado y sublime placer para el entendimiento
que expulsa para siempre el odio recogido
en un desesperado intento de recordar los sueños,
de recoger la belleza que el miedo oculta
imperceptible, asido a la venganza…” (Pág. 75)



En toda la obra se mantiene una tensión permanente por rescatar todo lo positivo que encierra la existencia humana, pese al incesante acecho de lo negativo, del miedo, de las fronteras, los genocidios, las guerras…

Así lo expresa:

“Estoy escribiendo para saltar las vallas del entendimiento,
para acotar las fronteras del miedo,
para que mis ojos reconozcan las limpias miradas,
para encontrar las palabras exactas
y recordar la dulce juventud,
para sentir el latido del verso
en su pulsión vital y necesaria;
porque creo que pueden cambiar los tiempos
y las leyes, los deseos y las caricias…
Para que todos tengan donde caerse vivos
y, otra vez, por la libertad,
porque espero esclarecer
quién puso dueño a las flores,
nombres genocidas en las plazas
y llenó los bosques de maleza…
Sí, estoy escribiendo
por el libro y la palabra, las luces y las muchachas,
por todo cuanto alienta y respira, y muere y renace
y se pierde en las tardes de estío y su madrugada, por lo iluminado y lo oscuro, lo sencillo y lo laberíntico,
lo amado y lo añorado, lo anhelante y dulce,
por la nada y el todo…
… yo estoy escribiendo. (Pág. 74)

Aparecen después en el texto tres partes diferenciadas que inciden en su fondo en ese valor terapéutico del olvido: De las espadas que, como arena, se desvanecen. De las sombras que siempre nos rodean, pero que tratamos de modelarlas como si de un taller se tratara, para llegar al último tramo existencial que nos conduce a la nada como radical destino que a todos nos aguarda.

De la primera parte yo destacaría este poema que resume los sentimientos dentro de la contradicción vital:

“La soledad se manifiesta de modos inesperados,
el miedo ocupa su jardín multicolor
y la transforma en naturalezas muertas
que apenas se atreven a levantar sus pardas manos.
Los juncos, sin embargo, mantienen su florecer tardío
como si hubieran olvidado cuando les corresponde,
intentando enviar flores a la primavera lejana
atreviéndose, hasta última hora, a mostrar su pluma.
La oscuridad perezosa de la noche
llena el espacio y el silencio”.
(Pág. 54)

De la segunda parte, bajo el metafórico título de Taller de Sombras, que encierra el permanente duelo del poeta con las continuas contrariedades que nos acechan frente a la belleza, la ternura, la libertad … las sombras se ciernen incesantes y es gracias a la bondad del olvido como podemos superarlas. De esta parte quisiera destacar un poema…

El silencio se extendió sin medida
llenando las ciudades
y los bosques de sombras,
mezcla de miedo y soledad,
de inhumanidad y vergüenza,
para que las gentes
pudieran justificar su existencia.

El mundo
siempre ha estado lleno de aristas,
de rasguños y heridas lacerantes
que sangran insistentes y rabiosas
en honor de dioses
ancestrales y trasnochados,
en defensa de civilizaciones dudosas
que velan la dignidad de sus mujeres
o expanden el dolor de su venganza
llenas de miedo y de sombra.
(Pág. 81)

Y el poemario se completa con un final explícito introducido en el propio título: “Nada, nada, casi nada…” porque, pese a todas las evidencias vitales, los humanos estamos condenados a ese vacío incierto que nos aguarda inmisericorde frente al que solo podemos hacer frente por el amor, único sentimiento capaz de dar esperanza a nuestra existencia, …

“La tierra recuerda sus miedos
con la fuerza de los imposibles y…
¡Ay! se prepara de nuevo
para el terrible lamento
para la temible historia repetida.
Yo ya no espero
sino mirar la luna cada noche.

… Gira sin cesar el mundo
y se nutre de lamentos
mientras expira lentamente”.
(Págs. 119 y 120)
Daniel, quienes compartimos esta repetida perplejidad que es el vivir, nos vemos consolados por tus versos que no son sino un clamor hacia el silencio que finalmente a todos nos aguarda.

Justo López Carreño, 3 de marzo de 2023

ENLACES A LA PRESENTACIÓN:

https://manchainformacion.com/noticias/111598-Daniel-Escribano-presenta-La-bondad-del-olvido-su-nuevo-poemario

https://www.elsemanaldelamancha.com/articulo/alcazar-de-san-juan/daniel-escribano-presenta-septimo-poemario-bondad-olvido/20230306114520169274.html

https://youtu.be/SwYF6AfuyJQ



Justo López Carreño

Marzo de 2023

    Subir ^ www.justorien.es © 2024