Artículos año 2011 Heroínas

Gracias a la gentil invitación de Ana, a través de su padre y amigo Fernando, el día 2 de mayo, festivo en Madrid por celebrarse el Día de la Comunidad, tuve ocasión de visitar, en el Museo Thyssen, la exposición “Heroínas”, una llamada a la reflexión para descubrir los distintos papeles que la mujer ha jugado en la historia a través del arte, pictórico fundamentalmente.

La exposición, de carácter temporal, está montada siguiendo un orden temático basado en la iconografía de la soledad, el trabajo, el delirio, el deporte, la guerra, la magia, la religión, la lectura y la pintura.

Generalmente, cuando me sumerjo en un baño expositivo como el de esta mañana, procuro realizar un ejercicio de evocación a las pocas horas de la visita para plasmar, como ahora hago a través de estas líneas, los recuerdos que más impacto me han dejado como huellas inmediatas de su recorrido.

Y así, puedo decir que me ha sorprendido especialmente la obra de Jules Breton, en la que aparecen mujeres segadoras con una fuerza expresiva envolvente, además de un dominio de la luz asombroso y bellísimo, tanto en los inicios del día como al atardecer.

También impresiona la obra “Cariátide” de Janine Antoni, que “propone un mundo al revés: las cosas pueden ser de otra manera, es posible liberar a las mujeres de un simbolismo tradicional que las encadena. La artista se retrata boca a bajo y dando la espalda al público, como una cariátide imposible, que se revelara contra su función tradicional de sujetar el cántaro. Ese objeto de cerámica es un símbolo antiquísimo del cuerpo femenino, de sus curvas y de la concavidad del útero”.

El retrato de Juana de Arco, del artista ingles Dante G. Rossetti, que habia creado en sus obras un prototipo de belleza femenina, con un esbelto cuello y una abundante cabellera rizada. Es el pelo con el que representa a la santa, envolviendo en tonos calidos su rostro y sus brazos, vestidos por un manto que cubre el brillo metalico de la armadura. Esta imagen de la santa tuvo que resultar perturbadora en la puritana Inglaterra de la epoca victoriana, en la que las mujeres solo se soltaban el cabello en el momento de acostarse, protegidas por la intimidad de su dormitorio”..

Otro cuadro que me resultó fascinante por su suave pero marcada sensualidad y por la temática que representa es el de Circe ofreciendo la copa a Ulises, en el que se aprecia la “peligrosa hospitalidad de la maga, que con sus filtros intentaba dominar y destruir a los varones que llegaban a su isla. En el espejo circular tras ella, se refleja Ulises, que beberá mientras Circe lo contempla, pero no se convertirá en cerdo porque un antidoto le protege. Ulises sacará entonces su espada y la atacará. La extraña competición entre la hechicera y el héroe terminará en un empate, una especie de acuerdo. Y Ulises y Circe vivirán juntos una historia de amor dichosa”.

La continuación de la exposición en el Centro de la Fundacion Cajamadrid me permitió y obligó, a su vez, a trasladarme hasta la Plaza de San Martin, que en esos momentos me resultó desconocida pero que localicé rápidamente tras unas breves indicaciones de uno de los numerosos policías urbanos que cubráan las calles más céntricas de la capital de España, pues estaban preparando un desfile conmemorativo de la celebración.

Seguí el Paseo del Prado hasta la Plaza de Neptuno y subí por la Carrera de San Jerónimo hasta desembocar en la Puerta del Sol donde un enorme gentío se iba acumulando, al tiempo que las distintas agrupaciones militares y policiales, con sus trajes de gala, sus fuerzas a caballo y las compañias de músicos esperaban pacientemente el inicio del gran desfile. Incluso no faltó el anecdótico paso de una representación de personajes del 2 de Mayo de 1808, con sus típicos atuendos y al ritmo de un tambor que marcaba su paso, mientras una de las participantes de dicha comitiva hablaba por su móvil con toda naturalidad.

Fuen un espectáculo imprevisto para mi pese a ser previsible si lo hubiera analizado con antelación. Era la primera vez que asistía a tal festividad y no dejó de sorprenderme lo bien que lo montan todo en Madrid y lo generoso que es el público para acompañar sus celebraciones. No siempre se puede disfrutar de esa estampa de la Puerta del Sol en directo.

Llegado a la Plaza de las Descalzas y su continuación, que es la de San Martin, entré a la otra parte de la exposición, situada en el edificio de la Fundacion Cajamadrid, en una sala circular de varias plantas y en la que destaca de entrada el majestuoso y gigantesco cuadro de Jean Jacques Scherrer "La entrada de Juana de Arco en Orleáns". De esta otra parte de Heroínas me llamaron la atención el papel de la mujer como lectora y también como maga. Y especialmente el autorretrato de Frida Kalho, que se “convierte en un trabajo de reconstrucción íntima mediante la elaboración de su propia imagen”.

Por último, no quiero dejar de reflejar en este breve Canto de la Calle, el regusto que me causó leer el poema de Walt Witman “Songs of Myself” en Hojas de Hierba, 1860, a propósito del cuadro de Gustav Henning “Muchacha leyendo”, 1828, que dice así:

“Camarada, esto no es un libro,
Quien lo toca, toca a un hombre,
(¿Es de noche? ¿Estamos aquí solos?)
Es a mi a quien sostienes, y tú a quien
yo sostengo;
Salto desde las paginas a tus brazos
- la muerte me inspira”.


@ Justo López Carreño

2 de Mayo de 2011

- Fotografías y textos citados tomados de la Guía Didáctica de "Heroínas". Museo Thyssen-Bornemisza. 2011.
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